Lo primero era preparar la documentación para ser enviada a la Santa Sede. Los párrocos de Albox se dirigieron por escrito al señor Cardenal de Madrid, Obispo que fue de Almería; al señor Arzobispo Titular de Emérita Augusta, Observador Permanente de la Santa Sede en Naciones Unidas; al señor Arzobispo de Granada y a los señores Obispos de las Diócesis de Cartagena-Murcia, Guadix-Baza y Cádiz-Ceuta. Sus cartas de adhesión a la petición que habría de hacer el Obispado de Almería no se hicieron esperar.

Meses más tarde llega el Breve Pontificio -Bula de Coronación- y D. Manuel Casares envió fotocopia a los párrocos de Albox. La lectura del Decreto en Oria, como ya queda dicho, convertía en realidad el deseo y abría un tiempo de acción, marcado por el reloj y la prisa. Todavía quedaba mucho por hacer.
A partir del 14 de junio la gente sencilla empezó a entregar oro para hacer la corona y a dar donativos para este fin. Desde entonces, y prácticamente hasta el mes de abril del año siguiente, las entregas de pendientes rotos, sortijas, cadenas, alianzas, etc. no cesaron. La corona fue encargada a Talleres de Arte Moreno S.A. de Granada, que tras un largo y detenido estudio diseñó el original que llevaría la Virgen desde el día 7 de agosto.
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